Raymundo Riva Palacio
27 de diciembre de 2006
El director de la agencia dejaría de ser un nombramiento vertical del presidente en turno y tendría que ser aprobado por el Senado, garantizando de esa forma la pluralidad que se le exige a un medio de Estado, y la inclusión para todas las voces, corrientes ideológicas, políticas e ideas. Lo que parecía transitar por buen rumbo hacia una nueva etapa de construcción democrática se atoró a finales del sexenio por la necedad de la extrema derecha incrustada en el foxismo de quedarse con Notimex, que hoy se encuentra en el limbo.Un estupendo periodista, ejemplar profesional que ayudó a levantar a El Financiero, uno de los periódicos más influyentes en los estertores del autoritarismo mexicano, Alejandro Ramos, se perfilaba como el candidato más fuerte y reconocido en el medio para encabezar la nueva etapa democrática de Notimex, pero se le atravesaron en el camino. Enrique Aranda, el entonces subsecretario de Medios bajo Carlos Abascal, secretario de Gobernación, quien fue el director de Notimex durante una buena parte del sexenio foxista y quien logró concretar el tránsito de agencia de gobierno a agencia de Estado, se quería quedar con el pastel que él contribuyó a hornear. Parecía como si hubiera hecho todo, con el apoyo de la extrema derecha en el gobierno para que, al final, él y la extrema derecha se quedaran con Notimex, que es el medio mexicano con la estructura informativa nacional e internacional más amplia y consolidada.Aranda contaba con el pleno respaldo de Abascal, y se quedó con el nombramiento presidencial en las manos. No se atrevieron a presentarlo al Senado en las postrimerías del foxismo por el temor, quizás, de que fuera rechazado. El entonces líder del Senado, Enrique Jackson, decía en privado que jamás dejarían pasar el nombramiento de Aranda. Les parecía una afrenta la sugerencia de que él fuera el primer director de la agencia de Estado, y un cierto cinismo que ese grupo fundamentalista pretendiera burlarse de esa forma de la Cámara Alta. En el pasado y en el presente, ese grupo había demostrado que no son tipos de confiar.
Aranda forma parte de una generación de jóvenes reporteros que nacieron en el desaparecido El Heraldo de México, donde se juntaron algunos miembros de la extrema radical encabezados por los ideólogos Luis Felipe Coello -que perteneció al inefable MURO- y Víctor Manuel Sánchez Steinpress, eternos gladiadores contra el artículo tercero constitucional. Aranda, como algunos otros comunicadores en el gobierno de Felipe Calderón, pertenecían al Opus Dei, y varios de ellos se involucraron con la organización política de extrema derecha conocida como El Yunque. Conforme fueron llegando al poder en el foxismo, empezaron a mostrar de qué estaban hechos. Las señales salieron principalmente desde noviembre de 2005, cuando la extrema derecha incrustada en medios empezó a pertrecharse. Desde su puesto como subsecretario de Gobernación, Aranda envió a coordinar las oficinas de la agencia en Europa a Joel Muñoz Serrano, miembro de El Yunque. No sólo fue una intromisión en la agencia que no se había visto en más de dos sexenios -donde las comisiones eran plena responsabilidad del director en turno-, sino altamente negativa en términos periodísticos y administrativos. Como no se veía desde el gobierno de Miguel de la Madrid, Muñoz Serrano dictó consignas, como criticar en forma permanente al gobierno socialdemócrata español de José Luis Rodríguez Zapatero, y ensalzar toda expresión de la Iglesia católica en contra de él. Aranda designó también a un corresponsal exclusivamente para cubrir el Vaticano, Andrés Beltramo, hermano de Carlos, quien es secretario ejecutivo de la ultraderechista Alianza Latinoamericana para la Familia, y cercano a la entonces secretaria de Desarrollo Social Ana Teresa Aranda, prima de Enrique. También envió como corresponsal a Pamplona, donde no hay medio extranjero en el mundo que mantenga un representante en forma permanente, a Guillermo Velasco, ex portavoz de Marta Sahagún e hijo de Guillermo Velasco Arzac, uno de los principales ideólogos de la derecha desde hace más de 20 anos.
Velasco fue promovido a coordinador regional en Europa justo un día antes de que terminara el sexenio de Fox, como consecuencia de una serie de atropellos e irregularidades administrativas en las cuales se vio involucrado Muñoz Serrano. De acuerdo con información interna de Notimex, tanto el gobierno español como la Policía de Extranjería ante el Palacio de la Moncloa -sede del gobierno español- se quejaron insistentemente de Muñoz Serrano, y varios miembros del personal español que trabajaba en la oficina de Madrid lo denunciaron ante el gobierno local por "mobbing" (acoso sicológico en el trabajo).Al sumarse la anomalía de haber ingresado recursos de la agencia en su cuenta bancaria personal, Ingrid Negrete, que fungía como directora del área internacional, instigó una indagación por parte de Control Interno de Notimex. Negrete fue despedida posteriormente por el relevo de Aranda, Aurelio Bueno, sin haberse podido establecer si esa acción fue consecuencia de su iniciativa. El nuevo nombramiento de Velasco, sin embargo, duró poco. Al tomar posesión el nuevo subsecretario de Medios, Juan María Naveja, Muñoz Serrano fue restituido en su cargo, amenazando a todos aquellos que quisieran denunciarlo.
No está claro tampoco si Naveja actuó al tanto de todos estos detalles, o si meramente relevó a Velasco -y encontró en la reinstalación una salida fácil- por el pasado lacerante de haber sido tan estrecho colaborador de la ex primera dama.Lo que sí está claro es que Notimex no puede permanecer a la deriva justamente en el momento en que puede dar ese gran paso a convertirse real y formalmente en una agencia de Estado. Notimex es la voz de México en el mundo, y durante años ha servido nacionalmente como hilo articulador de información, contribuyendo sólidamente a llenar los espacios que anteriormente ocupaban los rumores. Muchos trabajaron para quitarle el tufo de órgano oficial, en ocasiones desafiando al gobierno en turno. Muchos, varios de los cuales ocupan hoy posiciones ejecutivas en diversos medios mexicanos o fueron incorporados a las plantillas de periódicos como The New York Times o The Wall Street Journal, han contribuido largamente a que Notimex sea una voz plural, libre y autónoma, ajena a intereses facciosos y filias ideológicas. Eso es lo que está pretendiendo revertir la extrema derecha todavía; eso es lo que se debe evitar.
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